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El equilibrio de Vāta dosha va mucho más allá de calmar síntomas momentáneos; constituye un pilar esencial para prevenir desequilibrios crónicos que afectan la digestión, el sistema nervioso, el descanso y la vitalidad general.
Vāta, como principio del aire y el éter, gobierna el movimiento en el cuerpo y la mente: la respiración, la circulación, la eliminación, los impulsos nerviosos y la creatividad. Cuando esta energía se eleva en exceso o se encuentra desbalanceada —debido a factores externos como el clima frío y seco, la alimentación inadecuada, los viajes constantes o el estrés prolongado—, se produce un estado de inestabilidad fisiológica y mental que repercute en múltiples sistemas.
Si no se atiende en fases tempranas, un exceso de Vata puede avanzar hacia:
Desde la visión ayurvédica, equilibrar Vata es indispensable para mantener la homeostasis. Su balance sostiene la claridad mental, la estabilidad emocional, la digestión regular y la vitalidad física.
Las estrategias incluyen: